La eterna pregunta de la identidad:
Ser o no ser.
Dejarse ir,
o quedarse en esta orilla,
en la seguridad,
o ir allá donde el paisaje se adivina frondoso,
se percibe
y casi nos parece oler las flores del otro lado
y nos vamos embriagando del olor presentido
que nos va penetrando,
y son las flores, las enredaderas,
el agua del otro lado que nos esta sonando en la memoria
con su olor a mango
y es ese sentir que el corazón esta próximo a estallar
(el olor del malinche, las explociones del malinche)
los faunos
un día que se va
un día que pudimos haber estado al otro lado
y no estuvimos.
-Gioconda Belli.
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