domingo, 8 de septiembre de 2013

Adiós

El viaje ya empezó, y me llevo la maleta vacía, únicamente con la brújula y los mapas. Deshice la ropa guardada, las fotos las tomé y las archivé, en un álbum que le puse "Maleta". No llevé cámara, ni grabadora, ni instantáneas de momentos. Saqué el papel arroz aterciopelado, le cambié el color a la maleta, le puse más estrellas, canciones, colores. Quise en ese instante hacer mi vida más colorida, quise, quise. La rabia fue muy fuerte, pero no tenía las ganas de romper aquella creación que fue fruto de lo más profundo de mi ser. Era la sensación de desprenderse el corazón. Los libros de entretención, fueron guardados en la biblioteca, para que estuvieran más seguros. Respiré. Recordé. Fue un año de maleta cargada, de llevarme lo posible al Viaje.
Lo hice porque quería demostrarme a mi misma si era capaz de ser sincera y honesta con mi sentimientos, lo hice, y me sentí muy dañada. Al sacar todo, volví al viejo caparazón, porque había sentido la luz del conocimiento, y refaccioné mi armadura, mostrando una mejor cara de todo. Fingir que no pasa nada cuando todo estaba mal, cuando la salida se veía muy cerca, llegó algo demasiado inesperado.

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