viernes, 11 de noviembre de 2011

Adiós (y no es para siempre)

Ahora que lo entiendo, te quise. Allá a la distancia, lo hice, quizás era la única que te admiraba. Daba lo mismo que hicieras, que pensaras, por que al fin y al cabo te quise. Como una niña sonriente con su querida muñeca. Te quise. Pero ahora, no. Ambos cambiamos, o simplemente fui yo la que se fue. Había que cortar de ese hilo invisible, y pasó lo que tenía que pasar. Tú sufrías, mientras yo en la nada te observaba. Tú sufrías, mientras yo, en la nada, me dedicaba a pensar mi futuro. Tú la convenciste, mientras, yo, en la nada, tomaba mi libro de PSU y me dedicaba a estudiar. Tú, sufrías y sudabas, por ir en buen estado a Camboriú, mientras, yo, en la nada, recordaba mi gira en Bariloche. Tú, sufrías y te quejabas por el electivo de Biología, mientras, yo, en el Café Literario, cruzaba los dedos para una nueva guía de Historia electivo.
Tú, quisiste ser médico, estudiar en una universidad buena, mientras, yo con mis sueños de abogada y diplomática, me alejaba de ti. Llegó el mes de un nuevo ciclo, y ambos tuvimos una "Metamorfosis", tú con la gira, las rifas y los ejercicios en el gimnasio o corriendo; y yo, con el Británico iniciándose, y el programa de la Católica quitando mi tiempo libre.

Es como decirte adiós y a la vez hola. No me quiero despedir de ti, porque no te veré más, pero en el fondo, lo haga.
También depende si las movilizaciones siguen el próximo año, es si nos llegamos a encontrar. Después de un año, por fin pasas a ser una persona a la cual recuerdo de niños de 10 años, que amaban su amistad. Y que todo depende de Camila Vallejos, ACES y Centro de Alumnas de CCP, para volver a cultivar esa amistad de infantes.
Te quise como alguien puede amar a una persona, pero te recuerdo como el amigo que siempre fuiste, el de segundo nombre: Alejandro.


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