sábado, 6 de agosto de 2011

Carpe Diem.

El frecuentísimo tópico conocido como Carpe diem –'aprovecha el día'– consiste en una invitación a disfrutar del presente sin preocuparse del futuro. La formulación "carpe diem" aparece por primera vez en Horacio, en el ejemplo que citamos más abajo. Son frecuentes otras formulaciones, como el conocido collige rosas –'coge las rosas'–. De ordinario, el tópico del carpe diem aparece en unión de otros lugares comunes, como el de la fugacidad del tiempo (tempus fugit). El tema de la fugacidad de la vida es uno de los más viejos de la literatura universal. Básicamente, se consideran dos tipos de tratamiento del tema:

a) Estoicismo: Reflexión sobre la brevedad de la vida y lo absurdo de pretender riquezas o poder, ya que la muerte nos llegará de improviso. La moral estoica concede a la razón una autonomía y un poder casi divinos: es el único medio para afrontar con éxito las adversidades, renunciado a lo material y a lo sensitivo. Este tópico suele formularse así: tempus irreparabile fugit (el tiempo pasa irreparablemente, es una variación del tema de la fugacidad de la vida). El estoicismo clásico es fatalista y, en el fondo, panteísta y negador de la inmortalidad del alma. El estoicismo cristina, doctrina moral surgida entre los humanistas, pretende aunar el rigor del estoicismo clásico con las exigencias del dogma cristiano, también llamado neoestoicismo.
b) Epicureísmo: Ante la brevedad de la vida, se exhorta a gozar de los placeres de la vida mientras dure. Punto de vista amable, alegre, jocoso y desenfadado; a veces contiene una reflexión ligeramente angustiada en la que se nos anima al goce porque pronto vendrá la destrucción. Ofrece otros matices más o menos admonitorios y reflexivos. En la poesía, la primera visión del tema suele denominarse carpe diem.


QUE SE NOS VA LA PASCUA - Luis de Góngora

¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Mozuelas las de mi barrio,
loquillas y confiadas,
mirad no os engañe el tiempo,
la edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
de la juventud lozana,
porque de caducas flores
teje el tiempo sus guirnaldas.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Vuelan los ligeros años
y con presurosas alas
nos roban, como harpías,
nuestras sabrosas viandas.
La flor de la maravilla
esta verdad nos declara,
porque le hurta la tarde
lo que le dio la mañana.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Mirad que cuando pensáis
que hacen la señal de la alba
las campanas de la vida,
es la queda, y os desarma
de vuestro color y lustre,
de vuestro donaire y gracia,
y quedáis todas perdidas
por mayores de la marca.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Yo sé de una buena vieja
que fue un tiempo rubia y zarca,
y que al presente le cuesta
harto caro el ver su cara,
porque su bruñida frente
y sus mejillas se hallan
más que roquete de obispo
encogidas y arrugadas.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Y sé de otra buena vieja
que un diente que le quedaba
se lo dejó estotro día
sepultado en unas natas;
y con lágrimas le dice:
«Diente mío de mi alma.
yo sé cuándo fuistes perla,
aunque ahora no sois nada».
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Por eso, mozuelas locas,
antes que la edad avara
el rubio cabello de oro
convierta en luciente plata,
quered cuando sois queridas,
amad cuando sois amadas;
mirad, bobas, que detrás
se pinta la ocasión calva.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!


LOS ESPINOS - Luis Cernuda, Como quien espera el alba

Verdor nuevo los espinos
Tienen ya por la colina,
Toda de púrpura y nieve
En el aire estremecida.

Cuántos ciclos florecidos
Les has visto; aunque a la cita
Ellos serán siempre fieles,
Tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,
Aprende cómo es la dicha
Ante los espinos blancos
Y rojos en flor. Ve. Mira.

COLLIGE, VIRGO, ROSAS - Francisco Brines, El otoño de las rosas.


Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.

Más, aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.

A IRENE GARCÍA - Federico García Lorca, Canciones.

En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas,
baila también.

¡Irene!
Luego vendrán las lluvias
y las nieves.
Baila sobre lo verde.

Sobre lo verde, verde,
que te acompaño yo.

¡Ay cómo corre el agua!
¡Ay mi corazón!

En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé,
con sus cuatro hojitas,
baila también.

POEMAS DE LA INDIA EN EQUIPAJE DE MANO - Martín López-Vega, Madrid, Acuarela, 2000, p. 56.

Entrégate a todo amor, hermosa joven,
pues huye día a día la juventud.
¿Quieres pagar mayor tributo a la muerte
que el que ella misma se cobrará cuando te desnude
?

LOS ESTADOS CARENCIALES - Á. Vallvey, Madrid, Destino, 2002. Pp. 37-38.

¿Qué pretendes con tu abatimiento y tu agonía gratuitas? No le añadas fuego al fuego para aumentar la locura. Ésta es la vida. Esto es lo que hay. Cenizas y confusión. Pero también prodigios y grandeza. Napoleón sabía que vivimos y morimos entre maravillas. Tú también deberías saberlo, deberías saber que del barro nacen flores, y de tu tristeza puedes obtener fuerza en lugar de depresión. Somos carne mortal, pero lo mortal es para los mortales, como decía Píndaro. Aprovecha tu mortalidad, apura tu tiempo hasta las heces. Somos ciegos que pretenden comprender el arco iris, pero, Luz, ¿qué más da?, ¿qué más da?, ¿es que no notas cómo bulle la vida a tu alrededor?

EL PENSAMIENTO DE LOS MONSTRUOS - Felipe Benítez Reyes, Barcelona, Tusquets, 2002. Pp. 85-86

Inesperadamente, Mutis nos soltó el discurso más largo de su vida: “Collige,, virgo, rosas significa: chingad cuanto podáis, chavalitas menores de edad. Chingad con nosotros, los astutos latinos. Coged las rosas carnales, porque luego sólo podréis coger las flores de papel y de cera. Coged la rosa flácida de nuestros músculos varoniles, la rosa fermentada de nuestra vejez, porque dentro de poco sólo podréis aspirar el perfume de esas rosas polvorientas que son los pompones de maquillaje. ¿Entendido? Eso es lo que los romanos les recomendaban a las chavalitas, que chingaran ocho o nueve veces diarias con los senadores y con los poetas épicos. Porque mucho latín y mucha hostia, pero todos andaban majaras por el sexo gratuito (…)”.

RINCONETE Y CORTADILLO - M. de Cervantes

Con esto, se fue la Pipota, diciéndoles:
- Holgaos, hijos, ahora que tenéis tiempo; que vendrá la vejez y lloraréis en ella los ratos que perdistes en la mocedad, como yo los lloro.

Catulo V, 1-6

Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum severiorum
omnes unius aestimemus assis.
soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit brevis lux,
nox est perpetua una dormienda.

Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera luz,
tendremos que dormir una noche eterna.


Hor. Carmina I, 11, 7-8

dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo. Aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el mañana.

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