miércoles, 10 de agosto de 2011

Clases de Canto.

Hoy era un día muy tedioso.
Por culpa de mis padres, tengo Música en artes optativas, y en tercero medio tengo que… cantar.
¡Odio cantar!
Soy un fracaso, en mis años de artista plástica, no debía competir por poner el paladar más arriba, y de pararse de cierta forma… O de respirar con el diafragma.

¡Y además!
Debo ir a clase del coro del colegio, porque mi “querido” profesor de música, me pondrá una nota con la asistencia a éste.

Mañana, como coro, tenemos una presentación en la Feria del Libro Juvenil, en Parque Bustamante; así que nos convocaron a una reunión; y en la tarde, tengo ensayo, como todas las semanas.
Nos reunimos, en la sala del Piano (porque de música no tiene nada), y arreglamos las canciones, los cánones, y la hora de junta en el hall del colegio.

Infortunadamente, voy en un colegio de mujeres, segregado, y van como 4 alumnas por curso.
Los terceros, están segregados por sus electivos, y mis padres, me obligaron a tomar el “famoso” Plan D, & yo, que quería optar Humanista, me negaron la posibilidad de hacer una persona letrada, y no una artista.
Conclusión: soy artista por obligación. Y mis compañeras, ¡algunas pelearon porque sus papis no querían que estuvieran aquí!

Después de la reunión, almorcé con una amiga que tengo en el biólogo; y hablamos de cosas que nos interesan: Mcr, Soul Eater o alguno que otro famoso bien dotado. O, simplemente, de la vida loca.

La hora siguiente tenía Inglés, y, como todos los jueves, tenía que practicar los “Conditionals”, y con mi compañera de puesto, crearíamos esas frases locas en inglés, que entre las tres nos reímos.

Mi compañera de puesto es una mujer excepcional, y mucha gente, la juzga sin conocerla. Creo que a mí también me pasó, y cuando llegué a este curso, muy nerviosa, porque igual conocía gente… pero a mi nueva compañera de puesto, no.

Tocaron el timbre para salir de clases; pero yo, y otras de mi curso debían quedarse hoy a ensayar.
Bajé al primer piso, para ver si las chicas biólogas habían bajado, y, como lo comprobé, me acerqué a ellas.

Algunas de las chicas biólogas, las conozco desde Séptimo Básico, y otras, en Primero Medio.
Con algunas (la gran mayoría), nos empezamos a hacer amistad desde Primero, otras de Segundo; y otras, desde Octavo.
Las féas, las conozco desde Séptimo, y otra, desde Primero.

Bajamos, y nos instalamos en la sala del Piano. Hicimos respiraciones iniciales, y las cosas iniciales, como relajar la boca, levantar el paladar blando, relajar la garganta, tratar de proyectar la voz con las mejillas, etc, etc.

Y, en una des esas interrupciones, un chico de la Orquesta Juvenil, interrumpió la sesión, con las disculpas de solicitar las llaves para cerrar la bodega musical.

Yo, a él, lo conocía muy bien. Va en la Orquesta Juvenil, y la música es su pasión.

La Orquesta Juvenil se armaba de dos colegios: el mío, de mujeres, y el colegio de hombres mejor de la comuna (ese de Manuel Montt).
Obvio, el mío es mejor. El mejor colegio municipal a nivel nacional. De hecho, el mejor de todos, pasando al otro colegio municipal, de larga trayectoria… (Fue fundado en 1813), y de otra comuna.

Cuando entró, el profe-sor de música, le abucheó y con sus “bromitas”, hizo reír a más de la mitad de la clase.
Salió, y, seguimos con la clase.

Y partimos con las piezas a ensayar el día de hoy. Era nueva, y todas debíamos aprenderla de a poco.
Vi la partitura, y me puse a descifrar los ritmos de mi voz.

El primer día del coro, el “profe-sor” de música, me puso en la tercera voz, o conocida como las Contralto, o sea, las voces femeninas más rudas. Así le pusimos con una amiga de pelo claro, también Contraalto.

Terminó la clase, a las 18.00 hrs, y como éramos nosotras, fuimos al baño antes de irnos al metro.
Y, de las que esperábamos, se acercó el chico de “Aquel Colegio”, me saludó, y me preguntó como me había ido en la tortura de Coro.
Le respondí, con una sonrisa, que me había encantado venir a esta clase, porque fue un poco diferente a las anteriores.
Y con una respuesta corta, se despidió argumentando que debía llegar temprano porque mañana tenía una prueba de Química.
Nos juntamos con las chicas, y en la salida del colegio, nos despedimos de las que van hacia el otro lado, o sea, la calle del “Que salva”, según la RAE.
Caminamos en la calle Marín, cruzamos Seminario, seguimos avanzando por Marín, doblamos por Bustamante, y llegamos al metro.

Nos despedimos de la chica de pelo claro, amante de SP (Banda súuuper secreta), y con al otra chica, la del pelo negro, avanzamos hacia el andén de Vicente.
Hablamos de cualquier cosa trivial entre nostras, cosas de gustos comunes, como el grupo Mcr, o las de las siglas Etf, o simplemente de la influencia en nuestras vidas, Mr. Jimmy.

Nos despedimos en el andén de buses para tomar la micro que correspondía para llegar al casa, y subí a este, me senté, prendí mi celular y puse mi música preferida.

Ahhh… tanto soñar, que se volvió realidad, y, todos los jueves para mí son un deleite, porque comparto con las personas que más quiero, y me encuentro con alguien muy especial para mí, me rio de las bromas pesadas de mi profe-sor de música, y creo, que lo más importante: Aprendí a amar la música desde un lado tan profundo, que no sabría que hacer si ella no estuviera a mi lado. Ahora, creo que estudiaré Pedagogía en Artes Musicales .


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Fiction Press

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